¿Nos interesa realmente la vida de un soldado que luchó en la Guerra Civil española, y que luego se embarcó en la lucha anticomunista junto a las tropas nazis en el frente Soviético? ¿Es de nuestra importancia las emociones y los pensamientos de un soldado del siglo XX?

Si pensamos en una Historia bajo los fundamentos científicos de Ranke, deberíamos afirmar que no. Para demostrar lo que realmente sucedió, nuestra lupa crítica debería estar enfocada en buscar las acciones de los “grandes hombres”, por ejemplo, Francisco Franco. Asimismo, pensar en utilizar como fuentes históricas una serie de tarjetas postales y algunas fotografías de un “simple” soldado sería impensable para la historiografía tradicional, basada en documentos y archivos oficiales.

Desde hace tiempo, los historiadores practican la historia desde abajo, demostrando que las voces ignoradas intervienen en la historia. Revalorizar la activa participación de la gente común, permite al investigador navegar sobre su vida cotidiana, experiencias, recuerdos y emociones. En este marco, Ángel Luis López Villaverde, a través de un enfoque microhistórico, realiza una auténtica investigación, con una narrativa atrapante y apacible, donde nos acerca el protagonismo de un soldado voluntario de la División Azul española. Se trata de Ángel Rico, un ciudadano conquense y ferviente falangista, que marchó hacia las tierras frígidas de Rusia para combatir, junto a las tropas de la Wehrmacht, una amenaza que asolaba a toda Europa: el comunismo.

Como bien relata el autor en su introducción, la vida de Ángel Rico fue un puente de ingreso al mundo de las emociones, los pensamientos y las motivaciones. Las postales y fotografías que el soldado Rico enviaba a su amada Conchita durante su recorrida por las distintas regiones, son significativas, ya que nos permiten comprender cómo son las experiencias y las emociones humanas en un contexto bélico. Insertarse dentro del complejo mundo emocional del período de la Segunda Guerra Mundial representa un desafío, el cual, Ángel Luis López Villaverde ha superado. Observar las experiencias vividas en circunstancias extremas, por medio de las postales y fotografías, permite al historiador conocer un mundo de valores, sentimientos y emociones diferentes a los actuales.

La obra está estructurada en cuatro partes. En la primera, conocemos a Ángel Rico Escudero, el protagonista de la investigación. A su vez, se presentan los intereses que habría tenido por ir a combatir voluntariamente a una guerra en la que su país no estaba incluido, pero que casi le cuesta su neutralidad gracias a la conformación de la División Azul. El móvil inicial era salvar Europa y los valores cristianos del manto oscuro y despiadado que representaba la amenaza comunista. Luego, combatir con la maquinaria de guerra más poderosa en nombre del Führer, Adolf Hitler, para lograr aniquilar de raíz el problema bolchevique. Claramente, no descarta una razón oportunista, como era acceder a una escala social privilegiada y con una remuneración atractiva. Por otra parte, el autor hace hincapié en que una de las motivaciones de España para crear la División Azul fue saldar la deuda hacia los alemanes que habían prestado ayuda militar durante la Guerra Civil española. Asimismo, no descarta también un componente no menor: el reparto del botín de guerra, pero esta vez de los bienes comunistas. En la segunda parte, relata el viaje del protagonista, desde su salida de España, su pasaje por Francia en tren, la llegada al campamento y, por último, su larga trayectoria a pie hasta llegar al frente ruso de Vóljov. En este apartado, es interesante ver la constante comparación entre los relatos y las vivencias de Ángel Rico con la de los distintos soldados que, al igual que él, se habían embarcado en la “cruzada” anticomunista. En la tercera parte, el contenido se focaliza en la recuperación médica del protagonista, luego de recibir una herida de metralla durante su resistencia en la línea de fuego. El escaso tiempo que estuvo en combate, lo salvó de tener que enfrentar las arduas hostilidades que sus camaradas de la división tuvieron con las tropas soviéticas. Vemos en su estadía en el hospital de Königsberg, cómo Ángel Rico pasa de tener un respeto y una admiración por Alemania, a la fascinación por el nazismo. Una tarjeta que le envió a su amada es suficiente evidencia para comprobar este fanatismo. Si bien el autor en varios momentos explica el choque entre los divisionarios y las atrocidades étnicas cometidas por los nazis, parece ser que los primeros no optaron por involucrarse -en su gran mayoría-, por lo que, parece ser algo que advertían como necesario para la salvación de Europa. La cuarta parte está dedicada al epílogo, donde interpreta y pone en cuestión la visión contemporánea sobre la participación de la División Azul durante la guerra. “Historizar” la(s) memoria, para el autor implica confrontarla con hechos documentados. En este marco, López Villaverde pretende analizar las formas en que la participación de la División Azul ha repercutido en la Historia, y como se ha tendido a banalizar el mal, categoría que toma prestada de Hannah Arendt. Por otra parte, en la última sección de la obra, el autor nos acerca un anexo con las postales y las fotografías, que logran ilustrar el recorrido de la narración de una forma más reveladora.

En conclusión, Ángel Luis López Villaverde realiza una investigación sobre un falangista que creyó embarcarse en la aventura de su vida, en la que acompañaría a sus admirados alemanes a luchar contra sus enemigos en común, para luego marchar con la frente en alto sobre el suelo de Moscú. Las postales que enviaba a su amada, Conchita Rubio, permiten comprender los valores, ideales, emociones y sentimientos que experimentaron los soldados voluntarios decididos a luchar por varias razones, una de ellas, destruir el germen comunista que había asolado a su nación. Podemos establecer que el autor, con la temática estudiada, se enrola dentro de la problemática historiográfica conocida como el “pacto de olvido”. La amnesia de los hechos ocurridos, involuntaria o no, intentó, como el mismo López Villaverde afirma, tapar bajo la alfombra la cuestión de la División Azul, al ver que el esperado Orden Mundial sujeto a la investidura de Hitler fracasó.

En definitiva, la correspondencia de Ángel Rico con su prometida retrata sin filtros el imaginario del divisionario desde su partida hasta su vuelta” (p. 234). En la Guerra como en el Amor.