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Nota Editorial
José Carlos Caamaño; Carlos María Galli; Hernán M Giudice
José Carlos Caamaño; Carlos María Galli; Hernán M Giudice
Nota Editorial
Revista Teología, vol. 59, núm. 139, pp. 7-12, 2022
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires
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Editorial

Nota Editorial

José Carlos Caamaño
Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Teología, Argentina
Carlos María Galli
Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Teología , Argentina
Hernán M Giudice
Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Teología , Argentina
Revista Teología
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, Argentina
ISSN: 0328-1396
ISSN-e: 2683-7307
Periodicidad: Cuatrimestral
vol. 59, núm. 139, 2022


Nota Editorial.
Celebrar la vasta obra de Juan Guillermo Durán Medio siglo de dedicación a la Historia de la Iglesia

Mons. Dr. Juan Guillermo Durán, es una de las figuras más sobresalientes de la historia de nuestra Facultad de Teología. Es un protagonista destacado de su segunda etapa, comenzada en 1960, y, a la par, uno de los historiadores que estudió su fundación y su primera etapa, comenzada en 1915.

Guillermo nació en la ciudad pampeana de Trenel el 24 de agosto de 1945. Luego de obtener el título de Profesor de Filosofía y Pedagogía en Mercedes (1969) hizo las tres carreras en nuestra Facultad, graduándose de Bachiller (1972), Licenciado (1975) y Doctor en Teología (1982). Al terminar su ciclo de grado comenzó a colaborar con la Cátedra de Historia de la Iglesia, a la que dedicó su vida.

En diciembre de 1972 fue ordenado presbítero en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Carmen de Areco y celebró su primera Misa en la Basílica de Luján. Entonces comenzó a colaborar con el curso de Historia de la Iglesia Medieval con el Pbro. Dr. Luis Villalba y con el curso de Iglesia en América Latina a cargo del P. Dr. Rubén García SDB. Entonces, por iniciativa del Pbro. Lic. Carmelo Giaquinta, hizo viajes de investigación y seleccionó, tradujo y editó textos para los Cuadernos de documentación temática de la enseñanza para la historia eclesial latinoamericana. Si bien fue nombrado profesor en 1975, su colaboración docente comenzó en 1972. En estas décadas enseñó las historias de la Iglesia y la Patrología, dio seminarios de posgrado y dirigió tesis de doctorado y disertaciones de licenciatura. Por otra parte, a partir de 1984 fue fundador, profesor, alma mater y director de estudios del Instituto de Formación Sacerdotal San Juan María Vianney, seminario diocesano de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján.

Durán fue Titular de la Cátedra de Historia de la Iglesia y en 2002 se convirtió en el primer Director de su Departamento. Es el mayor exponente de una línea de investigación, docencia y difusión que asumimos desde el Concilio Vaticano II: el estudio de la historia de la Iglesia en América Latina y, en especial, en la Argentina. Nuestros profesores privilegiaron ese campo de estudios en los cursos de grado y posgrado; en las actividades de investigación y extensión - seminarios, tesis, jornadas, congresos - y en las publicaciones editadas en libros, colaboraciones y artículos. Se suman los trabajos que realizó por nuestra Facultad en el ámbito del Consejo Académico, como Director de la revistaTeología de 1980 a 2002, y como Director del Instituto de Investigaciones Teológicas - ININTE.

Guillermo ha prestado numerosos servicios eclesiales, como los de Representante del Episcopado Argentino en la Comisión Nacional V Centenario, Perito histórico en la IV Conferencia General del Episcopado de América Latina y El Caribe en Santo Domingo, Miembro del Pontificio Comitato di Scienze Storiche de la Santa Sede, Presidente de la Comisión Bicentenario Patrio de la Universidad Católica Argentina. En él ámbito académico recordamos que es Miembro de Número de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina; Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia; Miembro de la Fundación Nuestra Historia; Miembro del Consejo de Redacción del Anuario de Historia de la Iglesia; Miembro del Instituto de Historia del Derecho Canónico Indiano.

Su obra histórica es inmensa y constituye la mayor producción científica que esta Facultad aporta a la historia de la Iglesia regional y nacional. Los libros de su autoría, documentados y voluminosos, son dieciséis, incluyendo los volúmenes sobre Nuestra Señora de Luján, el Padre Salvaire y el Negro Manuel. Las obras colectivas con profesores de la Facultad y la Universidad son tres; sus colaboraciones en capítulos de libros y artículos en revistas especializadas suman 53; de ellos, 22 están publicados en Teología, revista que acaba de cumplir 60 años porque nació con el Concilio Vaticano II.

El Vaticano II dispuso que la historia eclesial se desarrolle según la teología de la Iglesia expuesta en la Constitución Lumen Gentium (cf. OT 16). La imagen que la Iglesia tiene de sí está expresada en este párrafo: «una realidad compleja... integrada por elementos divinos y humanos» (LG 8). La historia necesita de la eclesiología y la eclesiología necesita de la historia para entender a la Iglesia como institución humano-divina. La visión sacramental de la comunidad cristiana muestra que el misterio teologal se expresa en su acontecer histórico. La historia expone el origen, el desarrollo y la misión del Pueblo de Dios que vive “en” el mundo. La Constitución pastoral Gaudium et spes del Concilio se titula “La Iglesia ‘en’ el mundo de este tiempo”. El Pueblo de Dios peregrino es un protagonista singular de la historia que habita y actúa entre las culturas. Con el Concilio el Papa Francisco enseña que «el Pueblo de Dios está presente en todos los pueblos de la tierra» (LG 13; cf. EG 115).

El P. Durán y nuestros historiadores han colaborado a estudiar la historia de la Iglesia en América Latina. En nuestra Facultad, esta perspectiva nació entre las conferencias episcopales de Medellín (1968) y Puebla (1979), período en el cual se afianzó la autoconciencia histórica, como mostró el Documento de Puebla (cf. DP 1-14; 408-443). La elección de Francisco como Obispo de Roma consolida la madurez de nuestra Iglesia regional y muestra que el Viento de Dios sopla desde el sur del Sur. Quienes vivimos en este período conocemos el inmenso desarrollo de la historia regional y nacional de la Iglesia gracias, en parte, a la labor académica de nuestro Departamento de Historia.

La Iglesia existe para evangelizar. Para conocer la historia de la comunidad cristiana es necesario considerar su identidad religiosa y su misión evangelizadora. Una concepción integral de la evangelización respeta la autonomía de las esferas de la cultura y, a la par, desea inspirar la vida personal y la convivencia social. La misión es un campo abierto al diálogo entre la historia y la teología. Aquí se manifiesta una razón amplia que mira la historia eclesial acompañada por los aportes de la eclesiología y la teología de la misión. En la Introducción al tomo III de la MonumentaCatechetica Hispanoamericana de los siglos XVI-XVIII, al presentar los catecismos hispanoamericanos como instrumentos de la primera evangelización, Durán escribió: “De este modo la teología de la misión viene a iluminar con sus aportes específicos el discurso histórico, ofreciendo el marco de una reflexión mucho más profunda y enriquecedora que, al trascender lo puramente fáctico, devela las motivaciones y causas últimas que explican efectivamente la trayectoria de la Iglesia en el espacio americano”.

La fe cristiana descubre la acción de la Providencia de Dios en la Iglesia y el mundo. El historiador cristiano reconoce la intervención de Dios en la historia y procede con el método de la ciencia histórica en un horizonte abierto a la fe. El cristiano no quiere imponer al historiador no cristiano que asuma una creencia que no comparte. Sólo pide que se admita que la lectura creyente de la historia no se reduce a un fideísmo irracional, así como una lectura científica no cae necesariamente en el racionalismo positivista. El creyente desarrolla un pensar histórico en el horizonte novedoso de la fe y aporta el “plus” de una racionalidad plural para comprender la historia que nos trasciende.

Un rasgo del estilo de Guillermo Durán está en conjugar la rigurosa investigación científica de la historia con la lectura de sus figuras y acontecimientos según la fe cristiana vivida y pensada en la tradición católica. Aquí queremos agradecerle por su valiosa contribución al conocimiento de la historia del Pueblo de Dios en América Latina, sobre todo en la primera evangelización, y por su aporte único a comprender el catolicismo argentino forjado en el amor a Nuestra Señora de Luján.

Esta publicación en su homenaje se abre con dos textos en los que se abordan cuestiones que vinculan la hermenéutica teológica y la historia de la Iglesia. Carlos Galli analiza el estatuto científico de la historia de la Iglesia como historia y como teología, a la vez que se propone un horizonte superador entre las dos perspectivas llamadas confesional y laica; también se destaca la forma mentis del historiador que procede científicamente en el seno de la fe en la Providencia de Dios. José Carlos Caamaño ofrece cuatro tópicos en los que muestra cómo la historia ha sido una transversal en la característica propia de hacer teología en América Latina.

Luego, Claudia Mendoza, ofrece algunas notas sobre la gran interpretación de la historia que encontramos en el libro del Apocalipsis, centrando su reflexión en la dimensión comunitaria y evangelizadora de la experiencia martirial.

El cuarto aporte corresponde a Hernán Giudice, quien evidencia la recepción que, de Próspero de Aquitania, se verifica en los contextos misioneros de la primera evangelización.

A continuación, Josep Sarayana ofrece una contribución erudita acerca de la historia del axioma “de nihilo condere”, recorriendo el desarrollo de su comprensión desde una perspectiva que enlaza la historia y la teología sistemática.

Federico Tavelli propone en su texto los orígenes del vínculo la noción de sinodalidad –de gran actualidad en la vida eclesial- con el paso de una visión de la Iglesia comprendida desde su centralidad jerárquica a la de la emergencia del Pueblo de Dios y la valoración de la diversidad. Luego, Ernesto Salvia estudia un tópico muy cercano a Juan Guillermo Durán: los catecismos hispanoamericanos primitivos, desde los primeros, presentados en imágenes, hasta los que fueron resultado de las sesiones y reglamentos de los consejos provinciales y sínodos diocesanos que se celebraron en Lima, México y Bogotá, hasta el final del período hispánico.

En un original estudio, Agustín Podestá y Pablo Pastrone ofrecen un texto cuyo objetivo será dar un breve paso más en el camino de la investigación del perfil religioso de Sarmiento y su actuación en la masonería, en el contexto de su desempeño político nacional.

Guadalupe Morad presentará a Pedro de Leturia, jesuita polifacético que se movió entre archivos y documentos, historia e historiografìa, san Ignacio y Latinoamérica, alumnos y profesores de la Facultad de Historia Eclesiática de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, que condujo desde su fundación.

Ricardo Albelda nos ubicará ante la difícil cuestión de la violencia en la Argentina contemporánea. Una cuestión que invita a hacer memoria, con espíritu de humildad y magnanimidad, para la reconstrucción de un futuro común que nos integre a todos.

Enrique Bianchi nos presenta un bosquejo de las peregrinaciones que han visitado a la Virgen de Luján durante cuatro siglos, pasando por las romerías del siglo XVIII hasta arribar a la inmensa peregrinación juvenil. Finalmente, Cecilia Avenatti, en una propuesta de estética teologal, expone la metáfora "Mi Amado, las montañas... las ínsulas extrañas" de San Juan de la Cruz, en el contexto renacentista en el que fue escrita, destacando la actualidad estético teológica de la metaforización nupcial de la unión de lo humano y lo divino.

Cierran esta publicación homenaje las palabras celebrativas del Arzobispo de Mercedes Luján, Mons. Jorge Eduardo Scheinig y la bibliografía completa de Juan Guillermo Durán, sistematizada por Lucas Figueroa.

Como siempre, encontraremos al final notas bibliográficas ofrecidas sobre publicaciones de actualidad, realizadas en este caso por Hernán Giudice y Ricardo Mauti. Ambas referidas a obras de valor histórico-teologal.

Esperamos que en esta propuesta agradecida podamos aportar a la tarea de quienes buscan y anuncian a Dios desde la tarea teológica a la vez la ofrecemos en cálido homenaje a nuestro colega y amigo Juan Guillermo.

Mons. Dr. Juan Guillermo Durán, es una de las figuras más sobresalientes de la historia de nuestra Facultad de Teología. Es un protagonista destacado de su segunda etapa, comenzada en 1960, y, a la par, uno de los historiadores que estudió su fundación y su primera etapa, comenzada en 1915.

Guillermo nació en la ciudad pampeana de Trenel el 24 de agosto de 1945. Luego de obtener el título de Profesor de Filosofía y Pedagogía en Mercedes (1969) hizo las tres carreras en nuestra Facultad, graduándose de Bachiller (1972), Licenciado (1975) y Doctor en Teología (1982). Al terminar su ciclo de grado comenzó a colaborar con la Cátedra de Historia de la Iglesia, a la que dedicó su vida.

En diciembre de 1972 fue ordenado presbítero en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Carmen de Areco y celebró su primera Misa en la Basílica de Luján. Entonces comenzó a colaborar con el curso de Historia de la Iglesia Medieval con el Pbro. Dr. Luis Villalba y con el curso de Iglesia en América Latina a cargo del P. Dr. Rubén García SDB. Entonces, por iniciativa del Pbro. Lic. Carmelo Giaquinta, hizo viajes de investigación y seleccionó, tradujo y editó textos para los Cuadernos de documentación temática de la enseñanza para la historia eclesial latinoamericana. Si bien fue nombrado profesor en 1975, su colaboración docente comenzó en 1972. En estas décadas enseñó las historias de la Iglesia y la Patrología, dio seminarios de posgrado y dirigió tesis de doctorado y disertaciones de licenciatura. Por otra parte, a partir de 1984 fue fundador, profesor, alma mater y director de estudios del Instituto de Formación Sacerdotal San Juan María Vianney, seminario diocesano de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján.

Durán fue Titular de la Cátedra de Historia de la Iglesia y en 2002 se convirtió en el primer Director de su Departamento. Es el mayor exponente de una línea de investigación, docencia y difusión que asumimos desde el Concilio Vaticano II: el estudio de la historia de la Iglesia en América Latina y, en especial, en la Argentina. Nuestros profesores privilegiaron ese campo de estudios en los cursos de grado y posgrado; en las actividades de investigación y extensión - seminarios, tesis, jornadas, congresos - y en las publicaciones editadas en libros, colaboraciones y artículos. Se suman los trabajos que realizó por nuestra Facultad en el ámbito del Consejo Académico, como Director de la revista Teología de 1980 a 2002, y como Director del Instituto de Investigaciones Teológicas - ININTE.

Guillermo ha prestado numerosos servicios eclesiales, como los de Representante del Episcopado Argentino en la Comisión Nacional V Centenario, Perito histórico en la IV Conferencia General del Episcopado de América Latina y El Caribe en Santo Domingo, Miembro del Pontificio Comitato di Scienze Storiche de la Santa Sede, Presidente de la Comisión Bicentenario Patrio de la Universidad Católica Argentina. En él ámbito académico recordamos que es Miembro de Número de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina; Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia; Miembro de la Fundación Nuestra Historia; Miembro del Consejo de Redacción del Anuario de Historia de la Iglesia; Miembro del Instituto de Historia del Derecho Canónico Indiano.

Su obra histórica es inmensa y constituye la mayor producción científica que esta Facultad aporta a la historia de la Iglesia regional y nacional. Los libros de su autoría, documentados y voluminosos, son dieciséis, incluyendo los volúmenes sobre Nuestra Señora de Luján, el Padre Salvaire y el Negro Manuel. Las obras colectivas con profesores de la Facultad y la Universidad son tres; sus colaboraciones en capítulos de libros y artículos en revistas especializadas suman 53; de ellos, 22 están publicados en Teología, revista que acaba de cumplir 60 años porque nació con el Concilio Vaticano II.

El Vaticano II dispuso que la historia eclesial se desarrolle según la teología de la Iglesia expuesta en la Constitución Lumen Gentium (cf. OT 16). La imagen que la Iglesia tiene de sí está expresada en este párrafo: «una realidad compleja... integrada por elementos divinos y humanos» (LG 8). La historia necesita de la eclesiología y la eclesiología necesita de la historia para entender a la Iglesia como institución humano-divina. La visión sacramental de la comunidad cristiana muestra que el misterio teologal se expresa en su acontecer histórico. La historia expone el origen, el desarrollo y la misión del Pueblo de Dios que vive “en” el mundo. La Constitución pastoral Gaudium et spes del Concilio se titula “La Iglesia ‘en’ el mundo de este tiempo”. El Pueblo de Dios peregrino es un protagonista singular de la historia que habita y actúa entre las culturas. Con el Concilio el Papa Francisco enseña que «el Pueblo de Dios está presente en todos los pueblos de la tierra» (LG 13; cf. EG 115).

El P. Durán y nuestros historiadores han colaborado a estudiar la historia de la Iglesia en América Latina. En nuestra Facultad, esta perspectiva nació entre las conferencias episcopales de Medellín (1968) y Puebla (1979), período en el cual se afianzó la autoconciencia histórica, como mostró el Documento de Puebla (cf. DP 1-14; 408-443). La elección de Francisco como Obispo de Roma consolida la madurez de nuestra Iglesia regional y muestra que el Viento de Dios sopla desde el sur del Sur. Quienes vivimos en este período conocemos el inmenso desarrollo de la historia regional y nacional de la Iglesia gracias, en parte, a la labor académica de nuestro Departamento de Historia.

La Iglesia existe para evangelizar. Para conocer la historia de la comunidad cristiana es necesario considerar su identidad religiosa y su misión evangelizadora. Una concepción integral de la evangelización respeta la autonomía de las esferas de la cultura y, a la par, desea inspirar la vida personal y la convivencia social. La misión es un campo abierto al diálogo entre la historia y la teología. Aquí se manifiesta una razón amplia que mira la historia eclesial acompañada por los aportes de la eclesiología y la teología de la misión. En la Introducción al tomo III de la Monumenta Catechetica Hispanoamericana de los siglos XVI-XVIII, al presentar los catecismos hispanoamericanos como instrumentos de la primera evangelización, Durán escribió: “De este modo la teología de la misión viene a iluminar con sus aportes específicos el discurso histórico, ofreciendo el marco de una reflexión mucho más profunda y enriquecedora que, al trascender lo puramente fáctico, devela las motivaciones y causas últimas que explican efectivamente la trayectoria de la Iglesia en el espacio americano”.

La fe cristiana descubre la acción de la Providencia de Dios en la Iglesia y el mundo. El historiador cristiano reconoce la intervención de Dios en la historia y procede con el método de la ciencia histórica en un horizonte abierto a la fe. El cristiano no quiere imponer al historiador no cristiano que asuma una creencia que no comparte. Sólo pide que se admita que la lectura creyente de la historia no se reduce a un fideísmo irracional, así como una lectura científica no cae necesariamente en el racionalismo positivista. El creyente desarrolla un pensar histórico en el horizonte novedoso de la fe y aporta el “plus” de una racionalidad plural para comprender la historia que nos trasciende.

Un rasgo del estilo de Guillermo Durán está en conjugar la rigurosa investigación científica de la historia con la lectura de sus figuras y acontecimientos según la fe cristiana vivida y pensada en la tradición católica. Aquí queremos agradecerle por su valiosa contribución al conocimiento de la historia del Pueblo de Dios en América Latina, sobre todo en la primera evangelización, y por su aporte único a comprender el catolicismo argentino forjado en el amor a Nuestra Señora de Luján.

Esta publicación en su homenaje se abre con dos textos en los que se abordan cuestiones que vinculan la hermenéutica teológica y la historia de la Iglesia. Carlos Galli analiza el estatuto científico de la historia de la Iglesia como historia y como teología, a la vez que se propone un horizonte superador entre las dos perspectivas llamadas confesional y laica; también se destaca la forma mentis del historiador que procede científicamente en el seno de la fe en la Providencia de Dios. José Carlos Caamaño ofrece cuatro tópicos en los que muestra cómo la historia ha sido una transversal en la característica propia de hacer teología en América Latina.

Luego, Claudia Mendoza, ofrece algunas notas sobre la gran interpretación de la historia que encontramos en el libro del Apocalipsis, centrando su reflexión en la dimensión comunitaria y evangelizadora de la experiencia martirial.

El cuarto aporte corresponde a Hernán Giudice, quien evidencia la recepción que, de Próspero de Aquitania, se verifica en los contextos misioneros de la primera evangelización.

A continuación, Josep Sarayana ofrece una contribución erudita acerca de la historia del axioma “de nihilo condere”, recorriendo el desarrollo de su comprensión desde una perspectiva que enlaza la historia y la teología sistemática.

Federico Tavelli propone en su texto los orígenes del vínculo la noción de sinodalidad –de gran actualidad en la vida eclesial- con el paso de una visión de la Iglesia comprendida desde su centralidad jerárquica a la de la emergencia del Pueblo de Dios y la valoración de la diversidad. Luego, Ernesto Salvia estudia un tópico muy cercano a Juan Guillermo Durán: los catecismos hispanoamericanos primitivos, desde los primeros, presentados en imágenes, hasta los que fueron resultado de las sesiones y reglamentos de los consejos provinciales y sínodos diocesanos que se celebraron en Lima, México y Bogotá, hasta el final del período hispánico.

En un original estudio, Agustín Podestá y Pablo Pastrone ofrecen un texto cuyo objetivo será dar un breve paso más en el camino de la investigación del perfil religioso de Sarmiento y su actuación en la masonería, en el contexto de su desempeño político nacional.

Guadalupe Morad presentará a Pedro de Leturia, jesuita polifacético que se movió entre archivos y documentos, historia e historiografìa, san Ignacio y Latinoamérica, alumnos y profesores de la Facultad de Historia Eclesiática de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, que condujo desde su fundación.

Ricardo Albelda nos ubicará ante la difícil cuestión de la violencia en la Argentina contemporánea. Una cuestión que invita a hacer memoria, con espíritu de humildad y magnanimidad, para la reconstrucción de un futuro común que nos integre a todos.

Enrique Bianchi nos presenta un bosquejo de las peregrinaciones que han visitado a la Virgen de Luján durante cuatro siglos, pasando por las romerías del siglo XVIII hasta arribar a la inmensa peregrinación juvenil. Finalmente, Cecilia Avenatti, en una propuesta de estética teologal, expone la metáfora "Mi Amado, las montañas... las ínsulas extrañas" de San Juan de la Cruz, en el contexto renacentista en el que fue escrita, destacando la actualidad estético teológica de la metaforización nupcial de la unión de lo humano y lo divino.

Cierran esta publicación homenaje las palabras celebrativas del Arzobispo de Mercedes Luján, Mons. Jorge Eduardo Scheinig y la bibliografía completa de Juan Guillermo Durán, sistematizada por Lucas Figueroa.

Como siempre, encontraremos al final notas bibliográficas ofrecidas sobre publicaciones de actualidad, realizadas en este caso por Hernán Giudice y Ricardo Mauti. Ambas referidas a obras de valor histórico-teologal.

Esperamos que en esta propuesta agradecida podamos aportar a la tarea de quienes buscan y anuncian a Dios desde la tarea teológica a la vez la ofrecemos en cálido homenaje a nuestro colega y amigo Juan Guillermo.

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