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María de Maeztu en la Universidad de Buenos Aires: primer viaje, mediaciones culturales y la construcción de redes académicas
Ángeles Castro Montero
Ángeles Castro Montero
María de Maeztu en la Universidad de Buenos Aires: primer viaje, mediaciones culturales y la construcción de redes académicas
María de Maeztu at the University of Buenos Aires: first trip, cultural mediations and the construction of academic networks
Temas de historia argentina y americana, vol. 2, núm. 31, pp. 11-32, 2023
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires
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Resumen: En 1926 la pedagoga María de Maeztu llegó a la Argentina para dictar un curso en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Este viaje de la primera mujer invitada por la Institución Cultural Española, merece un estudio del contenido y de las fuentes ideológicas de su curso, la recepción de sus ideas y la red de intelectuales y pedagogos con quienes se vinculó; asimismo, ella se constituye como una exponente de mediadora cultural transatlántica. En estas páginas se estudiará ese primer contacto con la Universidad de Buenos Aires, sede académica donde años más tarde, en los duros años del exilio, trabajó en el Instituto de Didáctica de la Facultad de Filosofía y Letras hasta su fallecimiento en el verano de 1948 en la ciudad balnearia de Mar del Plata.

Palabras clave: María de Maeztu,Universidad de Buenos Aires,Institución Cultural Española,Academic journeys and networks,viajes y redes académicas,Mediadores culturales.

Abstract: In 1926 the eminent pedagogue María de Maeztu arrived to teach a course at the Faculty of Philosophy and Letters of the University of Buenos Aires This trip of the first woman invited by the Spanish Cultural Institution, deserves a study of the content and sources of her course, the reception of her ideas and the network of intellectuals and pedagogues with whom she linked and also she is as an exponent of a transatlantic cultural mediator. In these pages her first contact with University of Buenos Aires will be studied, where years later, in the hard times of exile, she worked at the Didactics Institute until her death, in the summer of 1948 in Mar del Plata.

Keywords: María de Maeztu, Universidad de Buenos Aires, Institución Cultural Española, Academic journeys and networks, Cultural mediators.

Carátula del artículo

Dossier: El pensamiento y la ciencia de España en el Bicentenario de la Universidad de Buenos Aires (1821-2021)

María de Maeztu en la Universidad de Buenos Aires: primer viaje, mediaciones culturales y la construcción de redes académicas

María de Maeztu at the University of Buenos Aires: first trip, cultural mediations and the construction of academic networks

Ángeles Castro Montero
Pontificia Universidad Católica Argentina, Argentina
Fundación Ortega y Gasset Argentina, Argentina
Temas de historia argentina y americana
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, Argentina
ISSN-e: 2618-1924
Periodicidad: Semestral
vol. 2, núm. 31, 2023

Recepción: 02 Agosto 2023

Aprobación: 15 Octubre 2023


Introducción

María de Maeztu llegó a Buenos Aires en el otoño austral de 1926 para dictar cursos en la Universidad de Buenos Aires, en la Escuela Normal N° 1 de Maestras y, a lo largo de varios meses, continuó su labor académica en la Universidad de La Plata, en la de Córdoba disertando también en teatros, en asociaciones culturales y otras de la colectividad española, en centros femeninos de Rosario y en un teatro de Mendoza. Fue seleccionada por la Junta para Ampliación de Estudios y de Investigaciones Científicas de España para desempeñarse en la cátedra Marcelino Menéndez y Pelayo de la Universidad de Buenos Aires, cátedra patrocinada por la Institución Cultural Española, una asociación de inmigrantes españoles que se proponía, entre sus objetivos, dar a conocer en la Argentina la modernidad y la excelencia de la ciencia española en lengua castellana. Con una formación académica extraordinaria y una trayectoria de creación de instituciones y de gestión educativa que la respaldaban con una gran solidez, María de Maeztu fue la primera mujer invitada para dictar clases y conferencias sobre la renovación pedagógica y para explicar la plasmación de esas nuevas ideas en obras de vanguardia en este campo.

Los estudios sobre esta mujer pionera de la modernización educativa española se dedican a poner de relieve su papel en la creación y la dirección en la Residencia de Señoritas y, con motivo del centenario de su fundación en 2015, han aumentado considerablemente en los últimos años nuevas investigaciones y homenajes, como también los trabajos de selección de textos con análisis introductorios que informan además sobre los diferentes viajes de María a ciudades europeas y al continente americano, especialmente por su brillante actuación y el reconocimiento obtenido en los Estados Unidos1. Sin embargo, es preciso indagar en el primer viaje que realizó a la Argentina focalizando en primer lugar en el curso que dictó en el claustro universitario porteño, paso académico poco explorado en su itinerario biográfico, dado que se ha prestado más atención a su llegada en 1937 como exiliada durante la Guerra Civil Española; no obstante, quedan aún por investigar varios aspectos sobre su vinculación con la pedagogía argentina de esas décadas y sus principales representantes. En estas páginas se estudiará ese primer contacto con la Universidad de Buenos Aires, sede académica donde años más tarde, en los duros años del exilio, trabajó en el Instituto de Didáctica de la Facultad de Filosofía y Letras hasta su fallecimiento en el verano de 1948, en la ciudad balnearia de Mar del Plata.

Se trata de un avance de una investigación: se analiza el contenido y fuentes ideológicas de sus conferencias y se centra específicamente en dos de ellas: en su curso sobre psicología del estudiante y en su exposición sobre la educación de la mujer en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Interesa indagar en la recepción de sus ideas y la respuesta argentina a esta presencia de esta nueva mujer -la mujer moderna, científica, independiente, con ideas propias que se abría camino para sí misma y con una conciencia muy clara de que trabajaba en esa senda para la nueva generación de jóvenes. De ese impacto de sus conferencias interesa avanzar en la reconstrucción de la red académica y cultural en la que se insertó la principal pedagoga de España, como la estimaba José Ortega y Gasset, uno de sus maestros, quien dejó una huella muy visible en su derrotero intelectual.

Improntas familiares. Formación académica y actuación docente

Desde una perspectiva biográfica, es relevante detenerse en algunos de los momentos más significativos, aunque sea de manera somera en sus estudios, maestros y en la gestión educativa que realizó María de Maeztu para una interpretación más acabada de la significación de su presencia en salones de conferencias y en agasajos que recibió en la Argentina.

Cuando en mayo de 1926 desembarcó en el puerto de Buenos Aires, con cuarenta y cinco años, la doctora Maeztu se había forjado una trayectoria académica deslumbrante y poco frecuente en esos años, a pesar de que, durante la Gran Guerra y los años siguientes, la posición de las mujeres en algunos países de Europa y de América estaba cambiando hacia una mayor conciencia de ser sujeto de derechos políticos, de libertades y de consideración y respeto por sus pares masculinos. Tuvo una clara concepción de que la emancipación femenina pasaba por la educación. No se trataba ya solamente de que las mujeres desterraran el analfabetismo de sus vidas, sino que las libertades y la igualdad podían alcanzarse plenamente a través de su capacitación en el nivel universitario insertándose con sus producciones y actuaciones en el campo de la cultura, de las ciencias y de la política. María de Maeztu hizo hincapié en sus conferencias porteñas que la alta cultura, es decir la educación universitaria junto con instituciones innovadoras que se enfocaran en brindar una formación integral de las estudiantes teniendo en cuenta las características de la psicología femenina, eran las vías por excelencia para que las mujeres alcanzaran sus derechos.

El apellido Maeztu no resultaba extraño en el ambiente argentino. Hermana de Ramiro -con un contacto ininterrumpido con los lectores del periódico La Prensa de Buenos Aires durante casi treinta años- sus colaboraciones desde Londres a partir de 1905, desde las trincheras y luego desde España tras su retorno en 1919 eran muy estimadas por los propietarios de la gran empresa periodística argentina y por los seguidores de sus columnas2. A pesar de los cambios políticos del corresponsal y las críticas que había recibido desde algunas revistas intelectuales y de la comunidad española radicada en la Argentina, la calidad de sus entregas no era materia de discusión3. Ricardo Rojas, Rector de la Universidad de Buenos Aires, era un contacto académico que tenía la doctora Maeztu ya que su hermano mantenía lazos de amistad con él desde 1909 aunque el intelectual argentino admitía las diferencias de perspectivas ideológicas entre ambos4.

Los estudios biográficos coinciden en destacar las particularidades del origen familiar de María: tempranamente en su hogar, tras la ruina de las empresas en Cuba de su padre, vivió un ambiente de trabajo y de estudio, regido por la viuda del hacendado hispano-cubano Manuel Maeztu. Juana Whitney se trasladó de Vitoria a Bilbao con sus hijos y fundó una academia para sostener a su familia. De su madre, la joven tuvo el ejemplo de perseverancia, de autonomía económica como también nació su vocación de maestra en ese clima de estudio y de arte. Gustavo Maeztu, pintor de renombre y uno de los miembros de “la prestigiosa y dura familia de los Maeztu”, como la llamó Ramón Gómez de la Serna, dejó retratos de sus hermanos y el de María se exhibió en la Exposición Nacional de Bellas Artes de España de 19245.

En 1902 con el título de Maestra Superior, comenzó dando clases a niños en una escuela de nivel inicial en Bilbao. María se preparaba para la construcción de una España moderna, Hacia otra España, como se titulaba el conjunto de ensayos de Ramiro, publicados en 1899, se trataba de una fraternal coincidencia más de perspectivas de esos años de formación: el anhelo de una España diferente, abierta e insertada en Europa, que implicaba una apertura a las nuevas corrientes filosóficas, pedagógicas y psicológicas del otro lado de los Pirineos6.

María de Maeztu y su vinculación con las ideas y las obras del Krauso- institucionismo español

Estas ideas de modernización en clave europeísta no eran nuevas: el movimiento regeneracionista ya había comenzado décadas anteriores y en el campo educativo desde 1875 se abría paso la Institución Libre de Enseñanza, de fundamentos krausistas, con la creación de nuevos establecimientos educativos con contribuciones novedosas y ajenas a la tradición española como la escuela activa, centrada en la acción libre y espontánea del alumno y opuesta al método verbalista y dogmático del maestro; cíclica, con la unificación de los grados de la enseñanza, sin cortes artificiales de los contenidos y profundizando en ellos para alcanzar una educación integral; la coeducación, es decir la misma enseñanza de contenidos y metodología para niños y niñas en un mismo salón; las colonias de vacaciones para la formación física y moral de los niños y jóvenes en el contacto con la naturaleza y con el pasado y la realidad de España; el Museo Pedagógico, orientado a la actualización docente; la fundación de la Residencia de Estudiantes para los universitarios y luego la Residencia de Señoritas -dirigida por María de Maeztu- ambas instituciones estaban destinadas a dar alojamiento y una formación integral de excelencia para los estudiantes universitarios en Madrid. No desconoció ningún nivel de la enseñanza: de Maeztu en 1918 se incorporó al Instituto Escuela como directora de la sección primaria, entidad pública que seguía los principios de la Institución Libre de Enseñanza como un espacio experimental donde se ensayaba la reforma modernizadora de la escuela secundaria que funcionaba con gran autonomía7. El Instituto-Escuela era otro eslabón más de la cadena de instituciones educativas que buscaban alcanzar la formación de nuevos españoles desde sus cimientos, integrados en la cultura y en el arte para construir una España moderna8.

Como atestigua una tarjeta de visita, María tuvo un contacto personal con Manuel Bartolomé Cossío, respetado pedagogo de la Institución Libre de Enseñanza y su director desde 1915 hasta 1934, tras la muerte de Francisco Giner de los Ríos9. Cossío y de Maeztu coincidieron en la convicción de reformar el magisterio y los profesorados de segunda enseñanza solamente a través de la excelencia académica y de la formación permanente. Sin lugar a duda, su vida profesional encarnó ese paradigma de búsqueda incesante de su perfeccionamiento con un sentido social10.

Ramiro guió los pasos de María en el mundo de los intelectuales más destacados de la España de los inicios del siglo XX presentándola a Miguel de Unamuno. En la Universidad de Salamanca estudió Filosofía y Letras en los cursos 1907-1908 y 1908-1909, sin embargo, culminó sus estudios filosóficos en Madrid. En ese año 1908 fue enviada y pensionada a estudiar la Sección de Pedagogía de la Exposición Franco-Británica con sede en Londres por la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, otro organismo impulsado y animado por las ideas de la Institución Libre de Enseñanza, para la apertura científica en todas las ramas del saber en los centros y universidades más destacados del continente europeo11. La joven maestra realizó varios viajes para estudiar y ver cómo se aplicaban nuevas ideas y métodos pedagógicos. En Londres, residía Ramiro quien también se interesó por las discusiones educativas que se debatieron en ese foro y las analizó para los lectores de La Prensa12.

De esa estancia en Londres resultó un importante informe para la Junta de Ampliación de Estudios: “La pedagogía en Londres y la Escuela de Párvulos”, donde se evidencia la influencia de la pedagogía institucionista en la centralidad que le dedicó al juego para la socialización, la curiosidad y la creatividad infantil13. Antes de terminar la primera década del siglo XX, sus investigaciones continuaron por Bruselas, asistió en Amberes al III Congreso Internacional de Educación Familiar y realizó visitas a escuelas de Turín y Milán14.

El ambiente político y sociocultural argentino se interesaba profundamente por los problemas y desafíos de la educación pública y tenía un importante y acelerado trayecto recorrido desde mediados del siglo XIX para alcanzar por medio de la alfabetización el progreso de la nación. La sanción de la ley 1.420 en 1884 estableció que la educación primaria fuera obligatoria, laica y gratuita para niños de 6 a 12 años, abrió el camino hacia una escolarización constante y nació la necesidad de crear escuelas normales para contar con maestros diplomados: entre 1884 y 1920, el Estado argentino fundó más de ochenta escuelas normales y esta cifra aventajaba con creces a lo realizado por otras naciones latinoamericanas en este período, según los estudios de Fiorucci15. El censo nacional de 1869 reflejaba un 77, 4% de población analfabeta en un país escasamente poblado con 1.877.490 habitantes; sin embargo, la conjunción de políticas públicas se orientó hacia la atracción de inmigrantes y al amplio acceso a una educación primaria; así el tercer censo nacional de 1914 arrojó la alentadora cifra del notable descenso del analfabetismo a un 25,9% en un país que había crecido demográficamente y contaba con 7. 885.237 habitantes16. Años más tarde, a este ambiente impregnado de inquietudes educativas, llegó María de Maeztu.

En la senda orteguiana y la influencia de la experiencia universitaria en Norteamérica.

Gracias a la admiración y amistad que Ramiro de Maeztu profesaba por el joven profesor José Ortega y Gasset, María fue impulsada por su hermano a ponerse bajo su guía intelectual en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio donde asistió a sus clases y culminó su doctorado. En una carta desde Bruselas y con un tono muy familiar, María se dirigía al matrimonio Ortega y contaba:

Y bien, yo llevo ya 20 días pasando fronteras, absorbiendo ambiente europeo, abriendo mucho los ojos ante todo lo que puede ser trasplantado a nuestras escuelas y sintiendo un dolor inmenso, infinito, cuando veo a estos niños belgas en sus espléndidas escuelas17.

Es así como la pedagoga ejercía una mediación cultural al absorber en estos viajes ideas y prácticas de aprendizaje que podía aclimatar a una realidad española que criticaba con dureza; constataba que los métodos que admiraba, ella ya los ejercía: “He oído dar clase a los mejores maestros y (perdónenme la inmodestia) no saben Uds. cuánto he gozado al ver que lo hacen como yo en mi escuela”18.

Ambos hermanos se dirigieron a Marburgo donde previamente el mismo Ortega había estudiado la filosofía germana neokantiana; primero se trasladó Ramiro en 1911 y luego siguió María en 1912. Durante dos semestres hubo un triángulo de capacitación formado por Ortega, su líder, Ramiro y María en el que la pedagogía de Natorp interesó a los Maeztu19. Hermida de Blas sostiene que su pensamiento pedagógico se fue modelando tempranamente en el neokantismo gracias a sus contactos Manuel de la Revilla y José del Perojo, precursores de la introducción de esta escuela en España[20].

En Marburgo, las clases de Natorp y Cohen dejaron huellas muy importantes en las reflexiones y en el quehacer educativo de la joven doctora. María de Maeztu se dedicó a meditar, traducir y adaptar a la realidad española ideas pedagógicas: tradujo de Paul Natorp, Religión y Humanidad, Curso de Pedagogía y de Paul Monroe, Historia de la Pedagogía para poner al alcance de los maestros las novedades germánicas. Al mismo tiempo que iba perfeccionándose año tras año, en Marburgo también tomó clases de psicología experimental que aplicaba en su gestión pedagógica y constituía uno de los contenidos que impartía en sus clases y conferencias. De Maeztu, por el círculo familiar, de amistades y por su constante formación, se unió a los intelectuales de su época en la tarea de modernización de España a través de la educación, la cultura y la ciencia. Su inmersión en la pedagogía de Pestalozzi, actualizada por Natorp, sintonizaba con el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, un espíritu de armonía entre la naturaleza y la cultura para alcanzar una formación integral de la persona y volcar esa formación para la mejora del tejido social y, como sostiene González Giraldo, se intentaba una búsqueda de una plenitud armónica basada en pilares intelectuales, estéticos y éticos de la que Maeztu extrajo enseñanzas21 .

En 1913, se incorporó a la Sección 9ª del Centro de Estudios Históricos, dedicada a la filosofía contemporánea y dirigida por Ortega quien también la introdujo como profesora en la International Institute for Girls in Spain, un momento fundamental en la vida profesional de María porque tomó contacto con los métodos de Estados Unidos y se acercó a los modelos de los Women Colleges norteamericanos22. Realizó varios viajes que fueron una inspiración muy importante para la organización y fundación de la Residencia de Señoritas en 1915 y para el establecimiento de conexiones educativas extra-europeas23. No se pueden soslayar los intercambios científicos con Alemania que eran parte de una tradición hispano-germana en la que también participaron las mujeres de la Residencia24.

Para las estudiantes universitarias o de otros estudios superiores que iban a cursar a Madrid, la Residencia de Señoritas, en la búsqueda de esa formación intelectual, moral, física y estética, ofrecía seminarios, cursos de idiomas, de fisiología, de física, matemática y química, mineralogía, de historia; conferencias a cargo de Manuel B. Cossío, María Montessori, Marie Curie, Azorín, Pío Baroja, Antonio Machado, Ricardo Baeza, José Ortega y Gasset, Luis Olariaga, Clara Campoamor, Victoria Ocampo; como también veladas literarias y musicales con la presencia de Federico García Lorca, Gabriela Mistral y de las argentinas Berta Singerman y Margarita Abella Caprile. Hubo una recepción de honor a Luis Méndez Calzada, el presidente de la Institución Cultural Española, organismo que trabajaba eficazmente por el intercambio científico y cultural entre Argentina y España25. En esos encuentros el tema de la mujer era recurrente: la mujer y el derecho, la mujer española de la clase media, psicología femenina, las necesidades alimenticias de la mujer, feminismo y femineidad, el sufragio entre otros. “Indudablemente, la Residencia no ha sido la consecuencia sino la causa de que haya tantas muchachas en la Universidad”, decía Josefina Carabias, una de las residentes más destacadas26. Las prácticas deportivas de tenis, hockey y básquet como también las excursiones y las visitas a museos eran claras señales institucionistas que también se desarrollaban en la Residencia.

En 1919 el Smith College de la Universidad de Columbia concedió a María de Maeztu el doctorado Honoris Causa. Desde allí escribió a Ortega comentándole que había descubierto sus dotes de gran oradora, expresaba su deseo de viajar a América del Sur y le consultaba si “podría preparar el camino” ya que su maestro había estado invitado en Buenos Aires por La Institución Cultural Española en 191627. Con ese rico bagaje teórico y de gestión educativa, María de Maeztu estaba pronta para desembarcar en la Argentina y vincularse con docentes, médicos y diferentes representantes de la cultura argentina comprometidos con la educación y en particular con la formación de las mujeres. Ese proyecto pensado en Columbia de viajar a ese lejano país donde su hermano Ramiro tenía sus páginas en La Prensa, finalmente se hizo realidad.

María de Maeztu en la Facultad de Filosofía y Letras: psicología juvenil educación universitaria e integral para la mujer. Recepciones y vínculos

El viaje de María de Maeztu forma parte de unas giras docentes cuyos precursores fueron Rafael Altamira y Adolfo Posada en 1909 y en 1910 respectivamente, bajo el impulso de la Universidad de Oviedo, con fuertes nexos personales e ideológicos con los institucionistas. Según los estudios de Prado, el viaje de Altamira fue un ambicioso proyecto de cooperación científica panhispánica en ámbitos relacionados con la reforma pedagógica social y política que atrajo a muchos educadores y fue calurosamente recibido por funcionarios, políticos y personalidades con responsabilidades en el área pedagógica28. Pelosi define a Altamira como “un embajador académico” que proponía el intercambio de profesores y presentar una imagen científica de España29. El concepto de embajadora fue aplicado a María de Maeztu con frecuencia en las diferentes reseñas y crónicas que se realizaron sobre sus conferencias.

En la década del veinte, tras la Gran Guerra, con gran vigor se reorganizaron los viajes de intelectuales y de científicos en los que participaron como intermediarias asociaciones culturales de inmigrantes europeos radicados en el país, cuerpos diplomáticos que desplegaron diversas estrategias para fortalecer su presencia en las aulas universitarias y en los ambientes educativos, como ha estudiado Pablo Buchbinder30. En ese mismo año de 1926, Mientras María de Maeztu había sido invitada por la Institución Cultural Española, en septiembre, arribaba María Montessori, subvencionada por el Instituto de Cultura Itálica y el Círculo Italiano, para dar cursos y conferencias en la Universidad de Buenos Aires y en otras aulas del país31.

El movimiento de asociaciones, cursos, revistas especializadas, viajes a congresos internacionales desde Argentina hacia el mundo atlántico como también la visita de pedagogos destacados no cesaban y evidenciaban un afán por una actualización permanente en las nuevas corrientes de didáctica, evaluación e inspección de la enseñanza. Propuestas heterogéneas con sus diversos matices e interpretaciones -normalismo, escuela nueva, escuela cíclica y otras- se daban cita en la discusión nacional, se transformaban, adecuándose a los desafíos de cada época y desembocaban en un panorama complejo32.

La psicología, en estrecha vinculación con la pedagogía, tenía también un espacio de reflexión, discusión y experimentación en la Argentina: se sumaron cátedras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en la Sección Pedagógica de la Facultad de Ciencias Jurídicas de Universidad Nacional de La Plata y la Sociedad de Psicología, había discusiones acerca de cómo enseñarla y también de cómo aplicarla, entre otras preocupaciones33. En la Universidad de La Plata funcionaban las Conferencias Pedagógicas y la revista Archivos de Pedagogía y Ciencias afines, publicada por la institución platense, ponía de relieve la importancia de la psicología y de la psicopedagogía en la que escribían mujeres34. Había una atmósfera muy propicia para la recepción de María de Maeztu en la que no se podía sentir extraña ya que existía una afinidad con el ambiente académico de donde provenía.

En este clima de ideas y de prácticas pedagógicas que circulaban en Argentina, es interesante destacar por su contenido pedagógico y por sus integrantes a la revista La Obra. Revista de Educación, Ciencia y Letras. Fundada en 1921 por profesores y egresados de la Escuela Normal de Maestros Mariano Acosta participaban José Rezzano, Clotilde Guillén de Rezzano, Hugo Calzetti, Francisco Berra. Esta publicación fue una de las principales herramientas de difusión de la escuela nueva35. Clotilde Guillén defendía el cuaderno único como método de aprendizaje que sintonizaba con las propuestas institucionistas de suprimir los textos escolares y que cada alumno fuera escribiendo el propio, la misma metodología que de Maeztu propulsaba en los niveles educativos de primera y segunda enseñanza en los que trabajó. Entre las coincidencias entre ambas pedagogas se puede citar que Clotilde Guillén afirmaba la influencia que ejercía en su pensamiento la filosofía de Ortega y Gasset y su defensa de la relación entre la filosofía y la psicología, además era la única mujer de la Asociación Argentina de Psicología, como titula Ostrovsky “Treinta y nueve hombres y una mujer36. En 1929 la Revista de Pedagogía de Madrid publicó “Los centros de interés en la escuela” de Clotilde Guillén37. Años más tarde, en 1938, María de Maeztu volvió a tomar contacto con los docentes que habían iniciado La Obra en el Instituto de Didáctica de la Facultad de Filosofía y Letras –fundado en 1927, un año después de su partida.

Maeztu entendía la unidad del proceso educativo y se refleja en el contenido de sus conferencias en la Universidad de Buenos Aires que se enlazaron con las que dictó en la escuela normal N° 1 Roque Sáenz Peña para comenzar sus conferencias. Esas once conferencias dictadas entre el 1º de junio y el 7 de julio de 1926 son notables por su dominio de complejos conceptos de psicología y biología aplicados a la educación infantil y adolescente y coincidían con las preocupaciones por la salud escolar del Consejo Nacional de Educación que aplicó la ficha individual para conocer el estado de salud de los niños y los aspectos psicológicos. A pesar de que los estudios de psicología y psicopedagogía se hacían cada vez más visibles en la Argentina desde finales del siglo XIX, Cammarota señala que Genaro Sixto, Director del Cuerpo Médico Escolar, se quejaba de los escasos conocimientos que tenían los maestros en materia de psicología infantil: “Los maestros deben conocer en las escuelas normales donde estudian, se les debe enseñar nociones suficientes de psicología infantil y de higiene escolar que les permita darse cuenta de los principales y más salientes fenómenos de la naturaleza infantil, que les aclaren y expliquen ciertas modalidades espirituales y físicas de sus alumnos”38. No obstante, es de suponer que los maestros de las escuelas primarias que asistieron a sus conferencias en el Normal Nº 1 contaban con un piso de formación para poder apropiarse de las enseñanzas que ofrecía María de Maeztu en las que combinaba conceptos provenientes del campo científico en un lenguaje muy inteligible y ameno para su amplio auditorio, como destacaban las diferentes reseñas de su paso por las aulas. Entusiasmada y sorprendida de la inmensa convocatoria que suscitó en este primer acercamiento a los docentes argentinos, envió a Ortega y Gasset sus impresiones: “Había más de quinientas personas. Han asistido el Ministro, el Alcalde, El Embajador, profesores de la Universidad y de la Plata, los decanos de las facultades, todo el profesorado femenino, Consejo Nacional de Mujeres, etc.” Y más adelante en la carta escribía: “Todo ello, Ortega, me parece un cuento de hadas. A solas en mi cuartito de hotel, me palpo para ver si soy yo misma. Y no hablaremos del éxito periodístico, porque durante semanas no me han dejado vivir”. Así fue: diarios y revistas, tratándola como la doctora Maeztu, siguieron atentamente sus pasos con notas y entrevistas y, en una muy interesante de la revista Caras y Caretas, habló de la crisis de los viejos ideales del mundo de entre guerras, en sintonía con las teorías de su hermano Ramiro que daba a conocer en La Prensa, periódico que en los meses que estuvo en Buenos Aires también informaba a sus lectores sobre sus actividades en la ciudad 39. María refería en sus cartas que los asistentes iban desde las cuatro de la tarde para reservar un asiento, que hubo problemas de orden público y que, desde las conferencias de su mentor diez años antes, no se había visto nada semejante: “Gracias de nuevo, Ortega; hoy, más que nunca me siento su discípula y su amiga fraternal…”40.

En efecto, importantes autoridades políticas, académicas e institucionales concurrieron al acto inaugural de María de Maeztu41, entre ellas Luis Méndez Calzada, figura relevante de las asociaciones de la comunidad española en Argentina quien había visitado la Residencia de Señoritas y Mario Sáenz, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas, el año anterior en 1925, había dictado clases en la Universidad de Madrid42. A pesar de las vicisitudes, las mediaciones culturales entre representantes de asociaciones españolas y catedráticos argentinos que cruzaban el Atlántico hacia España eran un anhelo que se estaba llevando a cabo; sin embargo prevalecía la presencia de catedráticos españoles en América sobre los profesores argentinos que eran invitados a dar clases en la península, como se lamentaba Luis Olariaga luego de su primera visita académica a la Argentina en 1924, transitando el mismo puente construido entre la Institución Cultural Española, la Universidad de Buenos Aires y la Junta para Ampliación de Estudios43. Avelino Gutiérrez, expresidente y alma mater de la Institución Cultural Española, recalcó en su presentación que era la primera mujer española que venía con una misión de cultura, subrayando su contacto con la producción científica moderna: “ha pasado sus conocimientos por el crisol de la experiencia, en los muchos años que ha tenido la dirección de institutos docentes y en la docencia misma. Por eso y por ser mujer de tan excelsas cualidades, me enorgullezco de presentar la doctora Maeztu al profesorado argentino”44.

El Monitor de la Educación Común, fundado en 1881 por Domingo Faustino Sarmiento, era la publicación oficial del Consejo Nacional de Educación con alcance nacional que se repartía gratuitamente en todas las escuelas del país, desarrolló un papel central en la organización del sistema educativo y en la formación de los docentes. Esta prensa educativa hizo un crítico análisis comparativo de las teorías de María de Maeztu y María Montesori en la nota de Balbina S de Fernández Etchegaray que las consideraba abiertamente dispares45. “Quizás, con una visión más honda y viril”, la colaboradora de El Monitor veía en las ideas de Maeztu una acentuada defensa de la disciplina para la formación de la personalidad, trató de conciliar ambas concepciones pedagógicas y consideró que las conferencias de Montessori y de Maeztu “nos han dado la medida de lo que significa el término medio como elemento de construcción ideológica ante el extremismo de las teorizantes”46No obstante, antes de su partida, esta herramienta de comunicación educativa destacó el interés que había despertado su obra pedagógica como fundadora y directora de la Residencia de Señoritas, tanto en Buenos Aires como en Uruguay y que había sido merecedora de varios homenajes de afecto47.

El inicio del ciclo en la Universidad de Buenos Aires también fue auspicioso: la revista Archivos de la Universidad de Buenos Aires dedicó una importante reseña para ponderar la formación y la experiencia de la “prestigiosa educadora”, en particular, recuperando en sus páginas la voz de Coriolano Alberini, Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, quien en 1916 vivió el impacto de la llegada de Ortega y Gasset con su bagaje de filósofos alemanes: Scheler, Husserl entre otros que, desde su perspectiva, ayudaron al combate contra los positivistas locales48. Recordaba en la introducción de María de Maeztu en el claustro universitario: Ortega se había ganado la simpatía de los estudiantes de lo que no tenía dudas que haría la doctora Maeztu nuevamente en un salón de actos lleno de asistentes, a quienes presentaba como su discípula. Nuevamente calificada como “embajadora femenina de la joven intelectualidad española”, Alberini consideraba a la pedagoga como parte del renacimiento cultural de la España contemporánea”, y reconocía la influencia que esa nueva generación peninsular estaba ejerciendo en la cultura argentina de los años veinte para salir del “enquistamiento intelectual” en ambas orillas para abordar problemas diferentes. En disputa con el normalismo y “los prodigios métricos de la pedagogía experimental”, Alberini confiaba en “su cultura y espíritu filosófico” para que de Maeztu expusiera su ciclo “Psicología de la juventud” desde esa cátedra que le ofrecía en la Facultad de Filosofía y Letras “que tanto debe al esfuerzo intelectual femenino”49. Precisamente, el Decano valoraba y reconocía esa feminización de la tarea docente -como la denomina Fiorucci- que, sin embargo, en algunas autoridades de la burocracia educativa de la época despertaba censuras y una necesidad de limitarla; no obstante, al mismo tiempo, la docencia era una de las vías de acceso de las mujeres a la educación superior porque la Facultad de Filosofía y Letras aceptaba a egresados de las escuelas normales50. Lorenzo sostiene que entre 1889 y 1940 se produjo a un lento pero constante incremento de la cantidad de graduadas, en especial de las facultades de Medicina y de Filosofía y Letras, como también destaca que la importancia de esta Facultad estaba dada por el perfil femenino que adquirieron sus carreras51.

María de Maeztu en su rol de mediadora entre la enseñanza primaria, secundaria y la universitaria y en su concepción teórica de la educación como una unidad, cíclica y armónica del desarrollo del cuerpo y la mente, pensó sus conferencias destinadas a sus colegas como una continuidad de contenidos desde los ciclos iniciales, medio y universitario: dedicó la primera parte de sus conferencias a explicar los fundamentos teóricos de la psicología de la juventud y luego su práctica pedagógica.

Las semanas siguientes disertó en perspectiva comparada sobre la psicología juvenil de hombres y mujeres y el broche final y principal de su ciclo fue la exposición sobre la educación universitaria femenina. Las características propias de ambas psicologías conducían al desarrollo de aptitudes diferentes, pero complementarias y se interesó más en explicar el pensamiento, las emociones y su proyección en el actuar de las jóvenes afirmando con certeza:

“Según la biología, la mujer está situada en el punto más elevado de la curva humana que ha de surgir el superhombre del futuro. Por naturaleza es el ejemplar más típico del género humano; representa de una manera mejor y más perfecta el concepto de lo humano, si humano significa unión indisoluble e indestructible de espíritu y materia”52.

Sin embargo, al admitir esa superioridad y corroborada en sus propias observaciones de las estudiantes universitarias que avanzaban más rápidamente que los hombres en sus estudios, al graduarse su progreso era menor con respecto al de ellos. No bastaba con que las mujeres recibieran la misma educación que los hombres y con los hombres, otro de los principios centrales del institucionismo -la coeducación-, y que, a pesar de las dificultades, las mujeres poseían una gran capacidad “fundadora”, como la denominaba de Maeztu, eran idóneas de convertir las teorías en realidades. Defendía el derecho femenino a una educación de excelencia para incorporarse eficaz y activamente a la vida social con “una sólida preparación en instituciones universitarias, que además de dar conocimientos, desenvuelvan las peculiares cualidades psicológicas de las educandas”53. Por lo tanto, conocer la psicología de la mujer era fundamental para basar una educación con un sentido social.

No se trataba solamente del crecimiento personal, era cuestión de organizar una corporación de estudiantes con espíritu heróico, solidario y disciplinado para realizar de una obra común, “para labrar una patria mejor” y repetía la necesidad de que esta tarea fuera eficaz. María de Maeztu traía a las aulas de la Universidad de Buenos Aires -donde resonaban los ecos de la juvenil Reforma Universitaria de 1918 con su ímpetu de transformación- el modelo de los Colleges anglosajones que había conocido en Estados Unidos y en Inglaterra, cuya adaptación a las necesidades y peculiaridades de la sociedad y de la cultura española habían dado como fruto la singular y pionera Residencia de Señoritas de Madrid. Su fórmula para que las mujeres fueran agentes de la modernización de la sociedad y de su emancipación consistía no solamente en los estudios cursados en las aulas universitarias sino que había que comenzar por una exigente formación cultural, en contacto con la naturaleza y el deporte, un abordaje integral, riguroso, disciplinado, amplio y actualizado que se brindaba en las residencias con espacios verdes, salones de clases, bibliotecas, laboratorios, propuesta educativa que María de Maeztu venía a difundir a la Facultad de Filosofía y Letras. Desde este enfoque, la Universidad era una entidad netamente educadora, complementada con el trabajo que se realizaba en las residencias universitarias:

antes que enseñar unas cuantas ideas de geografía o de matemáticas, hay que formar al hombre o a la mujer, al ciudadano, al caballero (…) el valor sustantivo de estos internados consiste en que, en ellos, las jóvenes unidas por la conciencia de una tarea a realizar, se sienten enlazadas en la obra común. En el núcleo y esencia de estas instituciones radica, el valor de la corporación de estudiantes como tal corporación, con toda la fuerza y el empuje que tiene una agrupación de almas jóvenes cuando éstas se sienten unidas, no para mejores fines utilitarios y ventajas materiales, sino por el ideal de poder ejecutar un día altas empresas. La finalidad esencial de las residencias es clara: la unión de los estudiantes para que se dispongan a colaborar y colaboren en la obra de la cultura humana54.

María de Maeztu continuó dando conferencias en Buenos Aires, en La Plata, Rosario, Córdoba y Mendoza y Montevideo, viajes que también merecen ser objeto de estudios. En septiembre, antes de trasladarse a Córdoba se realizó una despedida en el Hotel Savoy donde concurrió el Rector de la Universidad de Buenos Aires, el Consejero de la Embajada de España, el diputado socialista Alfredo Palacios, Carmelo Bonet -crítico literario con quien, a fines de la década siguiente se reencontraría en el Instituto de Didáctica de la UBA- y otras personalidades de la cultura y la política del país, según la nota con fotografías de la revista Fray Mocho y la detallada crónica de Anales de la Institución Cultural Argentina55. Según este registro, asistieron a este acto de despedida de Buenos Aires más mujeres y varias de ellas graduadas universitarias, comprometidas con las banderas del sufragismo y los derechos femeninos, entre ellas Sara Justo, Ema Day, Alicia Moreau de Justo56.

La encargada de dar el discurso de despedida fue Elvira Rawson de Dellepiane, la segunda médica argentina egresada de la Universidad de Buenos Aires, con un gran activismo político desde el partido político Unión Cívica Radical que gobernaba el país desde 1916. Fue fundadora de la Asociación Pro Derechos de la Mujer en 1919 e impulsora de llevar al Congreso Nacional la solicitud de “todos los derechos civiles, económicos y políticos para la mujer” con un proyecto de Ley Nacional de Emancipación Civil de la Mujer a través de un diputado radical57. En el momento que María de Maeztu daba conferencias en la Argentina, Rawson de Dellepiane se sumó al Consejo Nacional de Educación y fue una de las escasas mujeres que integraron la burocracia de esta institución estatal como vocal y médica inspectora 58. Asimismo, de Maeztu también estaba comprometida con el asociacionismo femenino porque en noviembre de 1926 presidió el recién fundado Lyceum Club Femenino Español, un espacio de sociabilidad de las mujeres españolas, un lugar de cultura con diversas secciones y con voluntad de intervención en los problemas culturales y sociales. El Lyceum fue una institución simultáneamente controvertida y celebrada, con detractores y recibida con entusiasmo en sus diez años de vida59. Esa sintonía entre el activismo local y el español lo expresó la doctora Rawson al afirmar “la alegría de las mujeres argentinas que venían luchando por una cultura superior”, que consideraban a María de Maeztu como “una representante del verdadero y consciente feminismo y que se había impuesto en el país por el hechizo de sus ideas, por lo lógico y altamente humano de sus modernos conceptos educativos”60. Esa idea de continuar el intercambio fue enfatizada por Ricardo Rojas en ese acto: “María de Maeztu quedáis comprometida a fundar en España un centro intelectual argentino”, y respondió: “Os prometo que nadie como yo hablará de la Argentina”61.

Conclusiones

La presencia de María de Maeztu en la Universidad de Buenos Aires en 1926 es parte sustancial de ese viaje académico que fue más amplio y se multiplicó en diversas instituciones académicas, culturales y sociales de las principales ciudades del país en la década del veinte del siglo pasado. En una sociedad abierta a la llegada de novedades culturales y, en este caso particular, las pedagógicas, sus conferencias fueron celebradas por su trayectoria, por su capacidad oratoria y principalmente por el contenido referido a la educación de la mujer y su proyección social y política.

Fueron evidentes en su discurso pedagógico las huellas de su participación protagónica en las entidades educativas nacidas del núcleo krausista de la Institución Libre de Enseñanza de Madrid, de la influencia de su formación in situ en la pedagogía y filosofía germánicas y de su condición de discípula de Ortega y Gasset. En repetidas oportunidades fue presentada como de embajadora de la intelectualidad modernizadora que estaba actuando en España porque, efectivamente, operó como una mediadora entre dos esferas culturales dispuestas al diálogo colaborativo. Revistas especializadas, culturales, de interés general y periódicos le dedicaron crónicas, entrevistas y análisis críticos a sus concepciones educativas.

Expuso en las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras la psicología de la juventud masculina y femenina en perspectiva comparada y la propuesta de la formación de las estudiantes universitarias como la que ella dirigía desde la Residencia de Señoritas de Madrid. El ingreso de las mujeres a las casas de altos estudios se evidenciaba con más frecuencia, pero María de Maeztu vino a traer algo más: no eran suficientes los contenidos curriculares tradicionales. Sostuvo que la vida en una comunidad de estudiantes donde se aportara una sólida formación cultural y saludable a través de la práctica de deportes capacitaría a las mujeres de un modo superior para intervenir social y políticamente en las transformaciones modernizadoras; sus ideas y sus praxis sintonizaban con el activo feminismo local. Los meses que estuvo en Buenos Aires fue estableciendo vínculos profesionales y amistosos que constituyeron la red en la que María de Maeztu pudo insertarse y formar parte del Instituto de Didáctica de la Universidad de Buenos Aires cuando comenzó su exilio en 1937.

Material suplementario
Notas
Notas
1 Margarita Márquez Padorno, “La influencia americana en los inicios universitarios de las mujeres españolas”, Revista de Occidente, Nº 413, (2015), 20-28. Margarita Márquez Padorno, “La Residencia de Señoritas (1915-1936). Una habitación propia para las españolas”: En Mujeres en vanguardia. La Residencia de Señoritas en su centenario, coordinado por Margarita Márquez Padorno y Almudena de la Cueva (Madrid: Residencia de Estudiantes, 2015). Elvira M. Melián, “En la frontera: señas de identidad de la labor pedagógica hispano-americanista en María de Maeztu (1924-1936)”, Historia de la educación: Revista interuniversitaria, Nº 34, (2015), 287- 303. Isabel Villanueva Pérez-Tovar, María de Maeztu, una mujer en el reformismo educativo español, (Madrid: UNED, 1989); Isabel Villanueva Pérez-Tovar “María de Maeztu y la Residencia de Señoritas”, en: Ni tontas ni locas: las intelectuales en el Madrid del primer tercio del siglo XX, coordinado por Paloma Alcalá Cortijo, Capi Corrales Rodrigrañez y Julia López Giraldez, (Madrid: FECYT, 2008,) 128-169. Concha D’Olaberriague, Vida de María de Maeztu, (Madrid: Asociación Matritense de Mujeres Universitarias, EILA Editores, 2013). María Josefa Lastagaray Rosales, María de Maeztu y Whitney. Una vida entre la pedagogía y el feminismo (Madrid: Ediciones La Ergástula, 2014). Serafín Porto Ucha, Raquel Vázquez Ramil María de Maeztu. Una antología de textos, (Madrid: Dykinson, 2013). Gemma Gordo, “María de Maeztu, una pionera en el olvido”, Humanistyka i przyridiznawtwo, Nº 13, (2007), 235-246. María Curros Ferro, “María de Maeztu, la pedagoga novecentista”, en: Nuevas perspectivas literarias y culturales II, editado por R. Hernández Arias, G. Rivera Rodríguez y M. T. del Préstamo. (Vigo: MAAC Grupo de Investigación ELICIN, 2017), 185-191.
2 Ángeles Castro Montero (coord.), Españoles en el diario La Prensa. Pérez de Ayala, Jiménez de Asúa, Azorín y Maeztu (Buenos Aires: FOGA-Bergerac Ediciones, 2012).
3 Ángeles Castro Montero, “Diplomacia cultural y unidad de los españoles en la Argentina: la misión de Ramiro de Maeztu, embajador de España (1928-1930)”, en: Los españoles en Buenos Aires. Activismo político e inserción sociocultural (1870-1960), dirigido por Nadia de Cristóforis, (Buenos Aires: Teseo, 2020), 129-154.
4 Ricardo Rojas, “Maeztu, el español atormentado”, Retablo español, (Buenos Aires: Losada, 1938), 7-9, 250-255.
5 Antonina Rodrigo, “La pedagoga María de Maeztu”, Tiempo de Historia, (1978), 62-71. https://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article_id=2417 La familia Maeztu estaba integrada también por los hijos Ángela y Miguel; Juana Whitney era hija de un cónsul británico destinado en Niza. (Error 1: El enlace externo https://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article_id=2417 La debe ser una URL) (Error 2: La URL https://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article_id=2417 La no esta bien escrita) (Error 1: El enlace externo https://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article_id=2417 La debe ser una URL) (Error 2: La URL https://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article_id=2417 La no esta bien escrita) (Error 3: El enlace externo https://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article_id=2417 La debe ser una URL) (Error 4: La URL https://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article_id=2417 La no esta bien escrita) (Error 5: El enlace externo https://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article_id=2417 La debe ser una URL) (Error 6: La URL https://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article_id=2417 La no esta bien escrita)
6 Ramiro de Maeztu, Hacia otra España, (Madrid: Biblioteca Nueva, 1997). La primera edición fue en 1899, una recopilación de artículos ya publicados, con algunos inéditos. Javier Varela, estudio introductorio p. 26. (¿es una cita? no tiene edición o nombre de revista como para saberlo) José Luis Villacañas, Ramiro de Maeztu y el ideal de la burguesía en España, (Madrid: Espasa Forum, 2000).
7 Encarnación Martínez Alfaro, “El Instituto Escuela y la Institución Libre de Enseñanza”, Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, Nº 16, (2016), 83. Consultado en línea 22 de agosto de 2022.
8 Ángeles Castro Montero, Manuel Bartolomé Cossío un pedagogo krausista español (Buenos Aires: EDUCA, 2005).
9 “Señor Cossío: vendré luego porque desearía hablar un momento con V. María de Maeztu. Jueves, s/f, Residencia de Estudiantes, Fortuny, 28”. Fotografía consultada en línea 03/08/2022.
10 “La primera y más ineludible exigencia es la preparación del profesorado que ha de llevarla a cabo. Sin contar con el personal capacitado nada debe emprenderse, pues en toda obra viva, sin el órgano que ha de realizarla, resultará aquella inútil o contraproducente [...] No hay país que no haya concedido a esta cuestión desde antiguo la más alta importancia, y son varios los sistemas que se han ensayado para alcanzar aquel propósito: ya Escuelas Normales superiores, ya Seminarios Pedagógicos, ya los cursos y las escuelas prácticas en las Universidades”, Manuel Bartolomé Cossío, “La Segunda Enseñanza y su reforma” (1919), en: De su jornada , (Madrid: De Blass, 1929), 52-53.
11 Antonio Santamaría García, Cien años de investigaciones científicas JAE-CSIC. (1907-2007), (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2007) https://digital.csic.es/handle/10261/5290 Consultado en línea 26 de agosto de 2022.
12 Ramiro de Maeztu, “El Bill de Educación. Lores, Comunes, iglesias y capillas”, La Prensa, 23 de diciembre de 1906. En este artículo, Ramiro de Maeztu abogaba por una educación estatal laica, gratuita y obligatoria, donde la enseñanza del patriotismo fuera el culto común para alcanzar la modernización del país.
13 Ángel Serafín Porto Ucha y Raquel Vázquez Ramil, María de Maeztu. Una antología de textos, (Madrid: Dykynson, 2013).
14 Marta Walliser Martín, “La influencia de la experiencia internacional en la labor educativa de María de Maeztu”, (Málaga: Actas AEPE, 2006) 415- 427.
15 Flavia Fiorucci, “Política, género y formación: las críticas al normalismo en su período de expansión (1884-1920)”, Boletín de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, nº 56, (2022), 1.
16 Consultar: http://www.estadistica.ec.gba.gov.ar/dpe/Estadistica/censos/C1869-TU.pdf - https://www.mininterior.gov.ar/poblacion/archivos_estadisticas/EvolucionPoblacionProvincias1914.pdf Axel Rivas, Alejandro Vera y Pablo Bezem, Radiografía de la educación argentina (Buenos Aires: Fundación Cippec, Fundación Arcor y Fundación Roberto Noble, 2010) 12-14.
17 De María de Maeztu a José Ortega y Gasset y Rosa Spottorno, Bruselas, 22 de julio de 1910, en: María Luisa Maillard García, “Itinerario biográfico. José Ortega y Gasset- María de Maeztu. Epistolario (1910-1947) Primera Parte”, Revista de Estudios Orteguianos, Nº 43 (2021), 38.
18 Maillard García, “Itinerario…”, 41.
19 José Luis González-Geraldo, “Aportes de María de Maeztu a los inicios de la Pedagogía Social en España”, Revista Complutense de Educación, Nº 30, (2019), 294-295.
20 Fernando Hermida de Blas, “El pensamiento pedagógico de María y Ramiro de Maeztu y el primer neokantismo español”, Pensamiento. Revista de investigación e información filosófica, vol.70, Nº 264 (2014), 608-610.
21 González-Geraldo, “Aportes de María de Maeztu…”, 298.
22 Margarita Márquez Padorno, “La influencia americana en los inicios universitarios de las mujeres españolas”, Revista de Occidente, Nº 43, (2015), 20-28.
23 Walliser Martín, “La influencia de la experiencia internacional...”, 419-420. En 1919 se acordaron las bases para el intercambio entre el Smith College y la Residencia de Señoritas. En 1920-1921 gracias a Louise Foster se estableció un laboratorio de química en la Residencia y al poco tiempo se convirtió en el primer laboratorio donde trabajaban mujeres en: Carmela Gamero Merino, “Aproximación a la labor pedagógica de María de Maeztu”, Revista Española de Pedagogía, año LXIII, Nº 167 (enero-marzo 1985), 121.
24 Arno Gimber, Isabel Pérez-Villanueva Tovar y Santiago López Ríos, “Las mujeres como protagonistas de los intercambios científicos educativos hispano-alemanes en la época de entreguerras”, en: Traspasar fronteras: un siglo de intercambio científico entre España y Alemania, coordinado por Sandra Rebok, (Madrid: CSIC y DAAD, 2010), 201.
25 Isabel Pérez -Villanueva Tovar, La Residencia de Estudiantes, (Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia, 1988), 360-366.
26 Pérez-Villanueva Tovar, La Residencia de Estudiantes…, 316. Mercedes Rico Carabias, “Josefina Carabias y la Residencia de Señoritas Estudiantes”, Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, Nº 68 (2007), 77-82. Nuria Cruz-Cámara, “Los reportajes feministas de Josefina Carabias en los semanarios Estampa y Crónica”, Letras Hispanas, vol. 14 (2018), 160-161.
27 De María de Maeztu a José Ortega y Gasset, Columbia University, 26 de junio de 1919, en: María Luisa Maillard García, “José Ortega y Gasset-María de Maeztu. Epistolario, (1910-1947). Primera parte”, Revista de Estudios Orteguianos, Nº 43, (2021), 67.
28 Gustavo H. Prado, “Rafael Altamira en la Argentina (1909): El impacto del panhispanismo y de la moderna ciencia española en el Centenario”, en: Rafael Altamira en Argentina. Vínculos sociales e intelectuales entre España y Argentina en tiempos del Centenario de la Independencia, coordinado por: Gabriela Ossenbach, María García Alonso e Inés Viñuales (Madrid: UNED, 2013), 23-26.
29 Hebe Pelosi, “La comunidad de ideales universitarios argentinos y españoles”, en: Rafael Altamira en Argentina. Vínculos sociales e intelectuales entre España y Argentina en tiempos del Centenario de la Independencia, coordinado por Gabriela Ossenbach, María García Alonso e Inés Viñuales, (Madrid: UNED, 2013), 56.
30 Pablo Buchbinder, “Intercambio académico y disputas internacionales: la Universidad de Buenos Aires en los años 20”, Anuario de la Escuela de Historia Virtual, año 10, Nº 16 (2019), 25-50
31 Programa Huellas de la Escuela. Legado de la Historia Educativa de la Ciudad de Buenos Aires, “María Montessori en Buenos Aires”, consultado en línea: https://huellasdelaescuela.wordpress.com/2020/08/24/maria-montessori-en-buenos-aires 28 de agosto de 2022.
32 Héctor Rubén Cucuzza, “Desembarco de la escuela nueva en Buenos Aires: heterogéneas naves en puertos heterogéneo”, Revista brasileira do pesquisa (auto) biografía, vol. 2, Nº5, (maio/agosto 2007), 314-316. Cucuzza hace una clara síntesis de la gran diversidad ideológica y política del campo pedagógico siguiendo los trabajos de Puiggrós y los de Carli.
33 “La psicología empírica en Argentina se había tornado visible en la década del 90, con la creación de los primeros laboratorios de psicología experimental: Víctor Mercante (1892), Horacio Piñero (1898), y el surgimiento de los primeros cursos universitarios: Ernesto Weigel Muñoz (1895), Rodolfo Rivarola (1896) (Klappenbach, 2006). Dicha inserción académica sería la base para la creación de la Sociedad, al punto que autores como Vezzetti (1988), señalan que la sociedad se construye como una verdadera prolongación de los primeros cursos universitarios. El 27 de noviembre de 1908 se crea en Buenos Aires la Sociedad de Psicología, la cual sesiona por primera vez en abril de 1909 y tiene como objetivo el estudio de la psicología tanto en sus aspectos básicos, como en sus vertientes aplicadas (Sociedad de Psicología, 1908). Su órgano de difusión, al igual que en la Sociedad Científica Ar- gentina, se denomina Anales, y es allí, en los Anales de Psicología, donde efectivamente se publicarán los trabajos elaborados durante los cuatro años de vida de la Sociedad: 1909 y 1913. En tal periodo se suceden bianualmente como presidentes Horacio Piñero, titular del primer curso de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras, José Ingenieros, titular del segundo curso desde 1908 y Carlos Rodríguez Etchart, quien sucedería a Ingenieros en el segundo curso, tras el exilio autoimpuesto de éste en 1911. (Klappenbach, 1998, Kohn Loncarica, 1973). Los integrantes de la Sociedad estaban en su mayoría abocados a la enseñanza de la psicología en los ámbitos terciarios y universitarios, observándose en los Anales, preocupaciones propias de quienes organizan programas de estudio o pretenden otorgar una visión sistemática de la misma. A modo de ejemplo, cabe resaltar los artículos que problematizan el status de la psicología en el concierto de las demás ciencias (Rivarola, 1911), los que subrayan su lugar en la cultura argentina (Piñero, 1911) y los que pun- tualmente abordan las particularidades de su enseñanza (Veyga, 1910).Como refieren Ríos y Talak (1999), los trabajos publicados en los Anales evidencian una clara conciencia de la distintividad de la psicología como corpus de conocimiento, pero no necesariamente una vocación profesionalizante. La institución nucleaba a profesionales de otras disciplinas que utilizaban herramientas provenientes de la psicología en sus campos de origen. Los destinos de las aludidas herramientas eran congruentes con las preocupaciones de la época: cómo educar (pedagogía), cómo tratar al delincuente, (criminología), cómo combatir la patología mental (medicina) y cómo entender la mentalidad de las masas (politología), las cuales básicamente se sintetizaban en la pregunta por las condiciones de gobernabilidad del país”. Ana Elisa Ostrovsky, “La Sociedad de Psicología en Argentina (1908-1913). Treinta y nueve hombres y una mujer”. Revista de Historia de la Psicología, Publicaciones de la Universitat de Valencia, v. 29, N° 2 (2008), 55-67.
34 Ana Elisa Ostrovsky. “Mujeres en los Archivos de Pedagogía y Ciencias afines (1906-1914)” Estudos e Pesquisas em Psicología, v. 18, Nº 3 (Setembro a Dezembro 2018),
35 Ignacio Frechtel, “La renovación pedagógica en la Argentina, 1910-1936. Sujetos e ideas en la recepción y circulación de la escuela nueva”, http://eventosacademicos.filo.uba.ar/index.php/JIFIICE/VI-IV/paper/viewFile/3934/2423. Consultado en línea, 22/08/2022
36 Ostrovsky, “La Sociedad de Psicología en Argentina…”, 60-62.
37 Clotilde Guillén de Rezzano, “Los centros de interés en la escuela”, Revista de Pedagogía (1929), 7-17. En 1940, la colección de Pedagogía de la editorial Losada, bajo la dirección de Lorenzo Luzuriaga, publicó este texto.
38 Adrián Cammarota, “Saberes médicos en el ámbito escolar (1920-1940)”, en: Intelectuales de la educación y el Estado: maestros, médicos y arquitectos, compilado por Flavia Fiorucci y Laura Graciela Rodríguez (Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2018), 146.
39 Adelia, “Una eminente educadora española. La doctora María de Maeztu”, Caras y Caretas, año 29, Nº 1448, (3 de julio de 1926), 103. “La doctora María de Maeztu inició sus disertaciones de pedagogía”, La Prensa, (2 de junio de 1926), 15. “En el Club Español habló anoche la doctora María de Maeztu”, La Prensa, (4 de julio de 1926) 3º sección, 1; “Las tres conferencias interesantes de ayer”, La Prensa, (6 de julio de 1926), 10. Caras y Caretas fue una de las revistas argentinas más emblemáticas. En ella se vinculaban la sátira política, el humor, temas de actualidad y grandes anuncios, con un acertado tratamiento gráfico en el que eran comunes las caricaturas y las fotografías. Andrea Matallana, Ramiro Larraín, Lucas Engel, Martín Iturri, Pablo André, Del noventa al centenario: la política y el humor gráfico en Argentina (1890-1910), (Buenos Aires: Eudeba, 2001).
40 De María de Maeztu a José Ortega y Gasset, Buenos Aires, 1º de junio de 1926, 75-76; De María e Maeztu a José Ortega y Gasset, 8 de junio de 1926, 78, en: María Luisa Maillard García, “José Ortega y Gasset- María de Maeztu. Epistolario, (1910-1947). Primera parte”, Revista de Estudios Orteguianos, Nº 43, (2021).
41 “El Ministro de Instrucción Pública, doctor Antonio Sagarna, la Directora de la Escuela, doña Susana White de Pons, el Encargado de Negocios de España, Don Alfonso Dánvila, el Presidente accidental de la Cultural Española, doctor Toribio Sánchez, su ex presidente doctor Avelino Gutiérrez, el Presidente de la Asociación Patriótica Española, doctor Luis Méndez Calzada, el del Club Español, doctor Fermín Calzada, el Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, doctor Mario Sáenz y numerosos profesores, intelectuales y alumnos”, “Misión pedagógica de la doctora María de Maeztu (1926)”, en: Anales de la Institución Cultural Española, Tomo III, 1926-1930. Primera parte, (Buenos Aires:1952),136.
42 “El catedrático Mario Sáenz”, El Sol, (Madrid: 24 de abril de 1925), 1.
43 Ángeles Castro Montero, “España en la Argentina. Luis Olariaga y sus impresiones acerca de la inmigración española”, en: Estudios de Historia de España, Nº XXI /1-2, (2019), 207.
44 Avelino Gutiérrez, en: Anales de la Institución Cultural Española, Tomo III, 1926-1930. Primera parte, (Buenos Aires: 1952), 137.
45 Balbina S. de Fernandez Etchegaray fue una maestra dedicada a la educación especial, denominada en su momento, niños débiles, directora de la Escuela Nº 4 de Niños Débiles José Benjamín Zubiaur. Colaboró en El Monitor de la Educación Común durante la década del veinte. Ignacio Fretchel, “Montessori en la Argentina: una mirada histórica desde la prensa pedagógica”, Pedagogía y Saberes, Nº 58, (2023), en https://doi.org/10.17227/pys.num 58-17331 .

El Monitor de la Educación Común publicó las principales cuestiones culturales y educativas de cada período, traducciones, experiencias educativas extranjeras, informes y resoluciones ministeriales, normativas, discursos de funcionarios e inspectores entre otros. Andrea Iglesias, “Interpelando al Magisterio. Un análisis desde El Monitor de la Educación Común (1943-1949)”, Propuesta educativa, año 21, Nº 38, (2012), 93.

46 Balbina S. de Fernandez Etchegaray, “Puntos de vista pedagógicos. El término medio salvador”, El Monitor de la Educación Común. Órgano del Consejo Nacional de Educación, año 45, tomo 96, Nº 645, (30 de septiembre de 1926), 91-93.
47 El Monitor…, año 45, tomo 96, Nº 646, (31 de octubre de 1926), 76.
48 Roberto E. Aras, “Ortega y los universitarios argentinos”, en: Ortega y Gasset en la cátedra americana, (Buenos Aires: Nuevo Hacer Grupo Editor Latinoamericano, 2004), 203-206.
49 “Actos de la Universidad. Doctora María de Maeztu”, Archivos de la Universidad de Buenos Aires, año I, tomo I. (1926), 12-13.
50 Flavia Fiorucci, “‘País afeminado, proletariado feminista’. Mujeres inmorales e incapaces: la feminización del magisterio en disputa (1900- 1920)”, Historia de la educación. Anuario, vol. 17, Nº 2, (dic. 2016) [citado 2023-03-21]. Disponible en: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S231392772016000200008&lng=es&nrm=iso ISSN 2313-9277. Cuccuzza, “Desembarco de la escuela nueva…”, 317. (Error 7: El enlace externo http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S231392772016000200008&lng=es&nrm=iso ; debe ser una URL) (Error 8: La URL http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S231392772016000200008&lng=es&nrm=iso ; no esta bien escrita) (Error 21: El enlace externo http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S231392772016000200008&lng=es&nrm=iso ISSN debe ser una URL) (Error 22: La URL http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S231392772016000200008&lng=es&nrm=iso ISSN no esta bien escrita) (Error 23: El enlace externo http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S231392772016000200008&lng=es&nrm=iso debe ser una URL) (Error 24: La URL http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S231392772016000200008&lng=es&nrm=iso no esta bien escrita) (Error 25: El enlace externo http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S231392772016000200008&lng=es&nrm=iso debe ser una URL) (Error 26: La URL http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S231392772016000200008&lng=es&nrm=iso no esta bien escrita)
51 María Fernanda Lorenzo, “Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a la universidad”. Las académicas en la Universidad de Buenos Aires en la primera mitad del siglo XX. (Buenos Aires: Eudeba, 2017).
52 María de Maeztu, “Psicología de la juventud”, Cuarta Conferencia, 20 de agosto de 1926, en: Anales…, 157.
53 Maeztu, “Psicología…”, 160.
54 María de Maeztu, Anales de la Institución Cultural Española…, 162.
55 “Demostración a la doctora María de Maeztu”, Fray Mocho, año XV, Nº 752, (21 de septiembre de 1926), 20. Archivo de Ibero-Amerikanisches Institut - Preußischer Kulturbesitz, Berlín, Alemania. La revista Fray Mocho era una publicación de interés general, aparecida en 1912 y varios de sus colaboradores provenían de Caras y Caretas. Anales…, 174.
56 Citaremos a dos invitadas en este trabajo Sara Justo, hermana del fundador del Partido Socialista, fue odontóloga y educadora, participó del Primer Congreso Femenino Internacional, celebrado en Buenos Aires en 1910. y de la Asociación Universitarias Argentinas fundada en 1904. Colaboró en revistas feministas, Unión y Labor junto con Ema Day quien también fue fundadora de la Asociación Pro Derechos de la Mujer. Edith Rosalía Gallo, Periodismo político femenino: ensayo sobre las revistas feministas en la primera mitad del siglo XX, (Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Históricas Cruz del Sur, 2013), 19.
57 Marcela Vignoli, “Elvira Rawson, la Asociación Pro Derechos de la Mujer y el primer proyecto legislativo de derechos políticos femeninos en Argentina (1918-1923)”, Quinto Sol, vol. 27, Nº 1, (enero-abril 2023), 4.
58 Vignoli, “Elvira Rawson…”, 18. Adrián Cammarota, “Elvira Rawson en el Sur. Elvira Rawson contra el Consejo Nacional de Educación (1926)”, Descentrada. Revista interdisciplinaria de feminismos y géneros, vol. 6, Nº 2, (septiembre 2022 - febrero 2023), 5. https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14918/pr.14918 (Error 9: El enlace externo https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14918/pr.14918 ; debe ser una URL) (Error 10: La URL https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14918/pr.14918 ; no esta bien escrita) (Error 27: El enlace externo https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14918/pr.14918 debe ser una URL) (Error 28: La URL https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14918/pr.14918 no esta bien escrita) (Error 29: El enlace externo https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14918/pr.14918 debe ser una URL) (Error 30: La URL https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14918/pr.14918 no esta bien escrita) (Error 31: El enlace externo https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14918/pr.14918 debe ser una URL) (Error 32: La URL https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14918/pr.14918 no esta bien escrita)
59 Juan Aguilera Sastre, “Las fundadoras del Lyceum Club Femenino Español” BROCAR. Cuadernos de Investigación Histórica, Nº 35 (2011) 70.
60 Carta de María Schtarkman de la Presidenta de la Asociación de Bachilleres del Liceo de Señoritas de Buenos Aires a María de Maeztu, (Buenos Aires, s/f, 1926), Archivo de la Residencia de Señoritas en el Archivo de la Fundación Ortega-Marañón, FOG, Madrid, España.
61 Carta de María Schtarkman de la Presidenta de la Asociación de Bachilleres del Liceo de Señoritas de Buenos Aires a María de Maeztu, (Buenos Aires, s/f, 1926), Archivo de la Residencia de Señoritas en el Archivo de la Fundación Ortega-Marañón, FOG, Madrid, España.
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