Tomás de Aquino y el modo “político” de gobernar
Abstract
En primer lugar, y antes de entrar al desarrollo del tema elegido, se precisarán algunos aspectos generales, metodológicos, temáticos y bibliográficos que pueden esclarecer al lector el modo de abordaje, el método y la finalidad de este trabajo. En primer lugar, parece oportuno preguntarse: ¿por qué recurrir una vez más a Tomás de Aquino, filósofo y teólogo característico de la Edad Media, en especial en un área del pensamiento que frecuentó tan poco y pareciera que con escaso interés? La respuesta a esta cuestión ha sido dada por el autor de estas líneas en otros lugares, pero no está de más reiterarla sintéticamente aquí. Esta respuesta puede formularse así: de un estudio desinteresado de la historia del pensamiento occidental surge que, en la gran mayoría de los casos, quienes cultivan de modo medianamente riguroso la filosofía, y en especial la filosofía práctica, lo hacen en el contexto y con los métodos y supuestos propios de alguna tradición de pensamiento. En otras palabras, en filosofía nadie comienza a pensar desde cero, sino a partir de los problemas y respuestas que otros autores han planteado e intentado responder, en especial de aquellos que han dado origen a una estirpe o escuela filosófica; esta estirpe requiere, para ser tal, que se la continúe, se la defienda, se la corrija y se la desarrolle, dando vida de este modo a lo que Giuseppe Abbà denomina una “tradición de investigación”[1].
[1] Abbà, Giuseppe, Quale impostazione per la filosofía morale? (Roma: LAS,1996) y, del mismo autor, Le virtù per la felicità (Roma: LAS, 2018); el autor del presente trabajo ha desarrollado esta idea en su estudio “Tradición, universalidad y dialéctica de las filosofías prácticas”, en AA.VV., Scientia, fides & sapientia. Escritos dedicados a Gustavo Eloy Ponferrada, eds. G. Delgado y M.E. Sacchi (La Plata-Argentina: UCALP, 2002), 373-385
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